El cierre actual del gobierno federal me recuerda lo difícil que es realmente el servicio público. Me transporta a marzo de 2025, cuando la Administración de Servicios Generales (GSA, por sus siglas en inglés) cerró la oficina de 18F. En aquel momento, decenas de profesionales de reconocida trayectoria y compromiso con el servicio al pueblo fueron catalogados de un momento a otro como “no esenciales”. A muchos se les bloqueó el acceso a los sistemas durante la noche y se les notificó que su unidad quedaba eliminada por orden de la administración.

Ese cierre no fue algo abstracto para mí. Fue personal. Fui testigo de cómo aliadas, colegas y amistades vieron su labor interrumpida. Sin embargo, su vocación de servicio al pueblo permanece, dejando una huella en civic tech que continúa inspirando.

Yo no formé parte de esa última ola. Mi último día fue el 28 de febrero dentro del Programa de Renuncia Diferida (DRP, por sus siglas en inglés), una ruta que elegí cuando el trabajo remoto comenzó a eliminarse. Nunca imaginé que, al cerrar mi laptop, también se cerraba el capítulo de toda la oficina. Horas más tarde, luego de haberme desconectado por última vez, la GSA anunció a la 1 a. m. el cierre de 18F.

El momento fue surrealista. Y ahora, en medio de otro cierre gubernamental que afecta a incontables colegas federales, siento una profunda empatía por quienes siguen navegando tanta incertidumbre.

Tras dejar el servicio federal, entré en un período de bajo perfil, replanteando mi camino y trabajando la transición tras bastidores. En todo ese tiempo, Edulogika me brindó cobertura, confianza y apoyo. Me asignaron refactorizar su plataforma de datos para hacerla más flexible y lista para futuros clientes. Ese esfuerzo está directamente conectado con la misión de Edulogika: apoyar a las y los docentes y amplificar su impacto con soluciones de datos e inteligencia artificial.

Esta semana comienza una nueva etapa. Además del equipo de datos con el que he venido colaborando, ahora también estaré liderando el equipo de IA, uniendo a ambos en el centro mismo de la entrega.

Aunque mi contexto cambió del gobierno al sector privado, mi misión sigue intacta. Lo que aprendí en el servicio público permaneció conmigo: mi objetivo, siempre, es servir a la gente. Sostener esa misión implica también cuidar de quienes aún trabajan en el gobierno hoy.

Haz una pausa. Mira a tu alrededor y apoya a las y los servidores públicos federales en tu vida. Ese gesto importa más de lo que parece. Y si quieres conocer más o sumarte a la campaña #ISupportFeds, puedes hacerlo aquí: Partnership for Public Service.

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